26/04/2024 - Edición Nº1969

Interés General | 4 mar 2016

Carlos Loray presentó "Del pago de las Cañuelas"

En la tarde del viernes, Loray presentó la antología titulada Del pago de las Cañuelas, que reúne poesías de sus libros anteriores. Fue publicada por la "Editorial Volveré", el concejal Rodrigo Ruete, a cargo de esa editorial, dijo que se trata de un ejemplar que revindica la identidad de Cañuelas.


En el día que Carlos Loray presentó su ejemplar “Del pago de las Cañuelas”, compartimos con ustedes la entrevista de Claudia Cortalezzi que fue publicada en el periódico "La Información".
 
Los cañuelenses ya conocen a Carlos, y seguro que muchos de los que están leyendo esto han tenido el gusto de escucharlo, y han compartido esa felicidad que siente y transmite al decir sus versos camperos. Porque como él mismo cuenta: la felicidad de mostrar es más grande que la de escribir. 
 
Nació y se crió en el campo, donde vivió hasta los 19 años, y fue tambero al igual que su padre. Aunque no se define como un hombre de campo, sino como un observador que presta atención a los detalles.
 
De chico dibujaba cosas de campo, escribía y era muy lector. Un tío que vivía en Buenos Aires le llevaba las Selecciones Escolares, y esas eran sus lecturas. Hasta que, cuando tenía 10 años su abuela le regaló un almanaque que en sus hojitas traía el Martín Fierro completo. A los 12 años, Carlos lo sabía de memoria.

Así fue su infancia y adolescencia: asistió a una escuela rural de la que recuerda con mucho afecto a su maestra, Marta Sánchez. Después fue a otra escuela, en González Catán, donde escribió una composición-tema sobre el 25 de Mayo y recibió el reconocimiento de los maestros. Y leyó su trabajo delante de toda la escuela. 

Ayudaba a su padre en el tambo, escribía y recitaba sus cosas cuando nadie lo oía, para él solo, porque no se tenía fe. Pero a los 18 o 19 años, pisó el escenario de una Sociedad de Fomento.

Cuenta que al escribir siente que alguien le sopla las historias. Está seguro de que todo lo sabía de antes. "Cuando yo me muera mi alma se va a volar de mí, y mi espíritu se va a reencarnar en otro", dice. Escribe cuatro, cinco o seis versos juntos. Ahora trabaja la poesía “La leyenda del jagüel”, en la que hace mucho está pensando.

En una época llevaba chicos al colegio en una combi. Y, una mañana, mientras esperaba a uno, vio un sol sin brillo pero dorado. Y "escribió" en su cabeza el poema "De cara al sol", que está en este nuevo libro (aquí, un fragmento).
 
 
El sol detrás de la bruma
parecía allá a lo lejos 
un medallón de oro viejo
lustrado con paciencia suma
y al reflejarse en las plumas 
de una garza adormecida
brinda la imagen fingida
de que ese ser palpitante
es la brasa agonizante 
de alguna estrella caída. 

Y un día se hizo público como escritor. Fue en el año ’91, cuando participó en un concurso de La Sociedad de Escritores Tradicionalistas de La Plata, organizado la Municipalidad de Lomas de Zamora, en el que había que presentar entre 20 y 40 poesías. Él era totalmente desconocido, pero ganó el 1º Premio, y le editaron el libro Entre paisanos.

Invitado por Orlando Gargiulo y los bomberos, que organizaban sus fiestas de jineteadas, Carlos fue dedicándose al tradicionalismo. Y empezó a asistir a la radio Universidad Nacional de La Plata 1390, al programa "Canto en azul y blanco", que salía de 5 a 7 de la mañana. 

Con el tiempo, hizo radio en Cañuelas: en FM Libertad y después la Magic. Su programa se llamó siempre “Entre paisanos”. Hasta tuvo un programa de televisión, en Canal 4.

Publicó otros libros, en fascículos artesanales: Recorriendo, Entre paisanos (reedición), Palenqueando décimas y Cantares de fogón.

Y ahora llega Del pago de las Cañuelas. La idea de esta publicación fue de la familia Ruete, con quien Carlos ha compartido muchas noches de guitarreada. Fue el mismo Rodrigo Ruete (concejla) quien lo prologó, se encargó del diseño y de seleccionar las imágenes, que ocupan la mitad del libro: excelentes fotografías de Sol Bianchini y Adrián Botella.
 
Carlos Loray dice que un verso es como una casa: hay que hacer los cimientos, las paredes y el techo, en ese orden. Después se la puede adornar, pintar, poner enduido.

Así escribe:  

Fragmento de “Canto a mi ombú”
Cuántas mañanas me hallaron
Contemplando tus progresos 
Viéndote ganar altura
Como prendado del cielo
Y hasta una lágrima sonsa
Se me escapó sin remedio
Cuando te vi el primer nido
Morada fiel de un hornero
Como un pimpollo de barro
Perfumado de silencio.
 
También escribió tres cuentos. Entre ellos "El loquito del saludo" y otro basado en el relato bíblico de la espina y el león, que él trasladó a un perro. Construye el verso en la mente, pero para ponerse a escribir necesita saber el final. "Escribo primero el final", dice. Y aclara que no escribe historias de pulperías y cosas que hayan pasado, sino que se basa más en lo actual.

Muchos cantores populares dicen sus temas en las radios folklóricas. Pero cuando es él quien debe presentar en público sus poesías, no prepara nada, tiene muy buena memoria. Cuenta que en el mes de marzo va a estar en Uruguay, en la Fiesta del Prado de Montevideo, donde posiblemente pueda subir al escenario a decir sus historias en rima.

Con sólo 6º grado, Carlos Loray llegó a ser Secretario de Cultura de su pueblo. Le gustaría pasar sus últimos años en el campo, en el mismo marco en el que nació —con los avances tecnológicos, pero sin pretensiones grandiosas—. Poder tener un petisito lobuno, su gallina, su vaca. Para poder esparcir el alma, barrer y quemar las hojas.

"Del pago de las Cañuelas", editado por el Centro Cultural "Volveré", se presentó en el Honorable Concejo Deliberante el 4 de marzo.
 
 
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